top of page

Te recuerdo asi jugando a enamorar: testimonios de personas que vivieron un amor platónico



Te recuerdo asi jugando a enamorarYo te recuerdo asi amando sin amarFria como el viento, peligrosa como el marTan incontrolable como un potro sin domarFria como el viento, peligrosa como el marIntocable, inaxesible, imposible de alcanzar...


Te recuerdo asítu pelo en libertadhielo ardientediferente a las demáste recuerdo asídejándote admirarintocable, inaccesibleirreal, irrealFría como el vientopeligrosa como el mardulce como un besono te dejas amar, por esono se si te tengono se si vienes o te vaseres como un potro sin domarTe recuerdo asíjugando a enamorarvanidosa, caprichosaidealte recuerdo asíamando sin amarimpasible, imposiblede alcanzar, alcanzar




te recuerdo asi jugando a enamorar



Jamás había pensado en su prima Héctor González, que éste era el alférez; pero desde el momento en que la vio casada, se sintió tan mal ferido de punta de amor, que aprovechó la ocasión para renegar de las tiránicas leyes que no consienten a los primos enamorar a sus primas magüer estén casadas.


Por esa época (además de estar sufriendo horrores la secundaria), yo me hice medianamente bueno jugando Super Mario Bros. en las maquinitas cerca del mercado que había en nuestra casa. Podía recorrer los primeros cuatro mundos, pero siempre me perdía en el castillo del cuarto, porque nunca investigué cómo salir del laberinto (no había internet). Y se jugaba con monedas, por si es necesario que le recuerde a alguien.


Podría ponerme a rememorar más esa época, que sigue siendo la única de mi niñez-juventud que recuerdo con odio, pero no se me da la gana. Sólo diré que, ya pasado algo de tiempo, y yo ya saliendo bien en la escuela, conseguí que mis papás me compraran (mucho más barato que el Nintendo, y estoy 97.3% seguro que importado ilegalmente) el Famicom Family.


Para ese entonces las computadoras ya me habían interesado mucho más, y jugaba más Prince of Persia que cualquier cosa en el NES, así que lo abandoné. Y de hecho en el CCH también medio abandoné la compu; ahí me dediqué a ser adolescente, a aprender a tocar la guitarra, y a enamorarme estúpidamente de muchachas que no me hacían caso, y que me iba peor cuando sí me hacían caso.


Uno de los problemas de vivir cerca de Tlalpan, y estar jugando Grand Theft Auto IV, es que cada vez que paso cerca de una de las damas de la noche que ofrecen sus servicios en alguna esquina, me dan ganas de subirlas a mi carro, hacer uso de sus servicios, pagarles, y después darles de batazos para recuperar mi dinero. 2ff7e9595c


1 view0 comments

Recent Posts

See All

Comments


bottom of page